El mito de la Cordillera Real

Fernando Diez de Medina en su libro Nayjama, de 1950, menciona que en el génesis andino, Wiracocha (deidad que se encuentra en la Puerta del Sol), el dios creador, designó cuatro amos de la cordillera quienes por codicia y ambición iniciaron una guerra durante un milenio, tiempo en el que viento, rocas y hielo fueron el arsenal que desataba tempestades.

Esto causó que Wiracocha envíe al juez Thunupa para que determine el fin de tal caos y luego de un juicio justo dictó sentencia con las siguientes palabras:

“Sólo tres conductores tendrán señorío en la Cordillera. El Señor de la Luz será de hoy en adelante Illampu, el centellante; el Señor de Agua se nombrará Illimani, el resplandeciente, y el Señor de Piedra se convertirá en Wayna Potosí, el Joven Bramador” (Diez de Medina, 1950, p. 49).

Entonces Thunupa, tomando su honda divina en la mano derecha, puso en ella un pedrusco de oro y al momento de lanzarlo en dirección a Huayra Apu o Señor del Aire le dijo

“rebelde fuiste, solitario quedarás y menguado en poderío. Truncaré tu insolencia y tu estatura: serás partido en dos”. El pedazo de oro cercenó la cúspide de la montaña, que voló hacia el occidente “¡Sárjama! (¡Vete!, en aymara) dijo Thunupa. Tú eres el Alejado, Sajama te nombro en memoria de tu estupenda rebeldía” (Diez de Medina, 1950, p. 49).

Y así, desde ese momento, el Mururata (que en aymara significa sin cabeza) quedó rebajado en altura y poder. Ahora permanece al lado de quien quiso destruir y al cual no se comparará jamás en belleza y majestuosidad, el Illimani. La cabeza del señor decapitado, el volcán Sajama, se encuentra solitario en la cordillera Occidental, al noroeste del departamento de Oruro16.